"Para la libertad sangro, lucho, pervivo.
Para la libertad, mis ojos y mis manos,
como un árbol carnal, generoso y cautivo,
doy a los cirujanos.
Para el hijo será la paz que estoy forjando.
Y al fin en un océano de irremediables huesos,
tu corazón y el mío naufragarán, quedando
una mujer y un hombre gastados por los besos.
La guerra es como una hoguera
donde los locos se abrasan.
Tristes guerras
si no amor la empresa.
Tristes, tristes
Tristes armas
si no son palabras.
Tristes, tristes.
A lo lejos tú, sintiendoen tus brazos mi prisión
en tus brazos donde late
la libertad de los dos.
Libre soy. Siénteme libre.
Sólo por amor.
Miguel Hernández
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