Un caso más que nos debe hacer reflexionar sobre el nuevo modelo de acoso, el ciberacoso y sobre la necesidad de educar para un uso seguro de las nuevas tecnologías.
“No tengo a nadie. Necesito a alguien. Me llamo Amanda Todd”. A
través de pequeñas cartulinas, sin decir ni una sola palabra, la joven
de 15 años fue relatando su historia. Una trágica historia que comenzó
cuando a los 12 años, un extraño con el que contactó en Internet le
pidió que le mostrara los pechos.
Pasó un año de aquello y el desconocido comenzó a acosarla a través
de Facebook. Con un mensaje le pidió que se desnudara frente a la cámara
para él si no quería que sus fotos, desnuda, acabaran publicadas en la
web. Su acosador cumplió su amenaza y una noche la policía llamó a la
puerta de la casa de la familia Todd a las cuatro de la madrugada: las
imágenes de Todd estaban ya en los ordenadores de sus profesores, amigos
y familiares.
No hay comentarios:
Publicar un comentario